Conversando con… Rodrigo Burgos
Hoy hablamos con Rodrigo Burgos, Director del Museo del Libro de Burgos, colaborador radiofónico del programa Así son las Mañanas de COPE Burgos y conocedor de las posibilidades de las nuevas tecnologías aplicadas al patrimonio cultural. El Museo del Libro «Fabrique de Basilea» de Burgos es ejemplo de cómo poner en práctica fórmulas innovadoras e imaginativas para dar a conocer una institución.
Mediamusea: ¿Rodrigo, en qué crees que favorece el uso de las nuevas tecnologías?
Rodrigo Burgos: La manera de proyectar y gestionar museos ha cambiado en los últimos años, y las nuevas tecnologías han pasado de considerarse una atracción novedosa de los museos a herramientas fundamentales de organización, exposición y promoción. Que un museo sea sensible a las nuevas tecnologías y las aplique a sus necesidades demuestra, no solo que vive de cara al mundo que le rodea, sino que trabaja con herramientas básicas para su funcionamiento.
MM: ¿Cuál es la importancia que tiene el fenómeno de las redes sociales en los museos?
RB: Los museos deberíamos tener más presencia en las redes sociales, pero sobre todo, que esa presencia sea más cercana y personal con los seguidores. El principal uso que se hace de ellas es informativo. Muchos perfiles de museos solo las utilizan como agenda, y creo que esto es un error. El éxito de los museos en redes sociales pasa por escuchar. Para la mayoría de las personas que tiene perfil en una red social, que un museo le siga es un motivo de alegría. Personalmente pienso que el valor de un museo en una red social está en la capacidad de dialogar con sus seguidores y de transmitir cercanía y confianza. Tenemos que quitarnos el corsé de institución e interactuar de tú a tú. Si somos capaces de hacer de las RRSS un canal de comunicación con nuestros amigos será la puerta para fidelizarles y su uso tendrá sentido y futuro.
MM: Se ha hablado mucho de quién o quiénes deben administrar y dinamizar las redes sociales de un museo y cuál es el perfil ideal que ha que tener. En tú opinión, ¿qué modelo consideras el más adecuado para un centro cultural?
RB: Yo no creo en la figura de un Community Manager ajeno al museo. Valoro mucho la formación y experiencia de los profesionales, pero creo que un museo debe tener al propio organigrama del museo como usuario avanzado en RRSS. Resulta muy complicado por la propia gestión interna y de personal, establecer un protocolo de trabajo con las redes, en unos casos porque la estructura es demasiado amplia y en otros casos por todo lo contrario. El hecho de que su utilización como herramienta de comunicación, promoción e intercambio sea relativamente reciente, hace que algunos responsables no crean todavía en el potencial que tienen en los museos y eso frena su aplicación y normalización.
Para mí el modelo ideal sería el de formación y concienciación, (ahí sí es necesario el trabajo del CM) de toda la plantilla del museo en la necesidad de utilizarlas como un apéndice de las responsabilidades de cada puesto de trabajo, aplicando, por supuesto, una jerarquía de responsabilidades. Las experiencias que cada trabajador tiene en su puesto, es información que los seguidores quieren conocer. Esto humaniza a los museos y los hace más próximos. No vive lo mismo a lo largo de una jornada de trabajo el jefe de conservación, que el responsable de comunicación, que el vigilante de sala. Todas esas sensaciones se deben volcar a través de una estrategia, en la medida de las posibilidades de cada centro, en las RRSS, y eso, no lo consigue un Community Manager a jornada completa.
MM: ¿Actualmente cómo debe ser la web de un museo?
RB: El auge que están teniendo otras herramientas de comunicación para los museos ha provocado que las web sean, de alguna manera, la parte seria de las instituciones a las que deben llegar todos los canales que se utilizan: blogs, redes sociales, canales de vídeo e imágenes, etc. Además, me parecen fundamentales las visitas virtuales a los espacios expositivos dentro de las webs y las colecciones online. El British Museum acaba de lanzar su web semántica. Caminamos hacia la interacción en la red, la 3.0, aunque nos cueste coger el carro de la 2.0.
MM: El móvil se ha convertido en un elemento muy usado y de gran versatilidad. En los museos puede tener variadas aplicaciones, pero algunas implican que se use la cámara del teléfono. Gran parte de los museos españoles impide realizar fotografías en su interior, elemento difícil de controlar si se permitiera el uso del móvil para otras aplicaciones. Se quita esta prohibición, se obvia el uso del móvil… ¿cómo se resuelve esta situación?
RB: Estoy seguro de que muchos de mis colegas no estarán de acuerdo, pero yo no solo estoy a favor del uso de los teléfonos en los museos, sino que creo que hay que potenciarlo y premiarlo. Partiendo de unas premisas fundamentales que se basan primero en un criterio de conservación, es decir, la limitación del uso de flash de los teléfonos sobre las obras que requieren una medidas preventivas determinadas, y segundo en el respeto al resto de usuarios del museo, en el resto de los casos creo que el móvil puede ser un arma de promoción muy potente.
A mí personalmente me interesa que se conozca mi proyecto, que se difunda qué cuenta y cómo lo cuenta, dónde está, qué sensaciones transmite, si gusta o no… La inmediatez que provoca el hacer una foto o un vídeo con un teléfono y compartirla con tus contactos provoca una viralidad del propio museo que a mí me parece muy interesante, incluso necesaria. Las Redes Sociales ayudan mucho en estos casos y el ego de los usuarios en las mismas también. En nuestro caso particular, en el Museo del Libro, premiamos a los visitantes que hacen Check-in en la recepción con la entrada gratuita y si cuelgan un tip con foto tienen un regalo. Hacemos campañas en Twitter con sorteos y promociones. No solo nos sirve para hacer promoción de exposiciones o actividades que queremos potenciar, sino también para ganarnos la confianza a esos usuarios. El móvil es el boca a boca de efecto instantáneo.
MM: Códigos bidimensionales, realidad aumentada, aplicaciones móviles, tecnología NFC… ¿es necesario apostar por todas estas novedades o puede un exceso de tecnología desvirtualizar el concepto de museo?
RB: Lo realmente interesante es hacer un uso práctico de las NNTT. A pesar de que la nueva museología permite implicar a los proyectos museísticos en la sociedad, hay un elemento fundamental en torno al que deben girar todos los planes de museo: las colecciones. Las Nuevas Tecnologías deben ser una herramienta para interpretarlas y hacerlas más comprensibles y accesibles, a través de la facilidad de interacción e interactuación que posibilitan, pero como complemento, no como elemento. Simplemente, la forma de mostrar las colecciones ha cambiado y el proyecto expositivo puede y debe beneficiarse de su uso para hacer el recorrido más atractivo y sorprendente al visitante.
MM: En relación al complejo tema de los derechos de propiedad intelectual en Internet, ¿cómo deben los museos compartir su contenido?
RB: Como bien dices es un tema complicado. Creo que las Creative Commons son la fórmula más adecuada para permitir la difusión del conocimiento y el trabajo en colaboración, respectando la propiedad intelectual y resultan fácilmente aplicables a los museos. En cualquier caso, todo pasa por la ética y el respeto del que utiliza la información. El hecho de que exista y siga existiendo un uso indebido no debe desanimar a los museos a seguir compartiendo por el canal de comunicación más importante y directo.
MM: Por último, ¿qué hay que hacer para que la comunicación con NNTT sea efectiva, útil y ayude a conectar realmente con el público?
RB: Creo que como en toda comunicación lo importante es saber escuchar, más que intentar que llegue el mensaje que tienes que transmitir. Cuando consigues que el receptor al que te quieres dirigir se sienta escuchado, se sentirá valorado y valorará lo que tienes que contarle. El éxito no está en el canal, en este caso las NNTT, sino en la forma que tienes de utilizarlo, siempre con retorno.
¡Muchas gracias Rodrigo por tus respuestas!