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Museos y tecnología: ¿Un camino ya recorrido?

Hoy por hoy no queda ninguna duda acerca de cómo las nuevas tecnologías de la información y comunicación (TIC) han cambiado nuestro mundo, han modificado la percepción global del entorno y nos han acercado a nuevas posibilidades, muchas de ellas aún por descubrir. Todos los aspectos de nuestra sociedad actual están marcados por la importancia de los nuevos medios, que abarcan prácticamente todos los ámbitos de nuestra formación, trabajo u ocio.

La influencia de las TIC también es evidente en el ámbito de la Cultura en general, hasta tal punto que parece no quedar centro o institución alguna que no haya incluido entre sus opciones aquellas que las nuevas tecnologías aportan. Igualmente, el campo de la museología no se ha quedado al margen de las posibilidades que las TIC ofrecen y pronto ha encontrado en las nuevas tecnologías elementos eficaces para la gestión de su trabajo, la difusión de sus actividades o la exposición de sus fondos.

Sin embargo, tras un primer estadio de evolución, aceptación e implantación de estos elementos tecnológicos en la cotidianeidad de los museos, se ha llegado a un periodo de estancamiento en el que mayoritariamente se tiende a la reutilización y a la copia. Las novedades que se usan varían en su forma, pero mantienen una conceptualización y aplicación similar, siendo escasa la innovación e investigación de nuevas fórmulas.

Pero las nuevas tecnologías no se han estancado y continúan evolucionando con variadas aplicaciones que pronto han sido implantadas y aceptadas, con mayor o menor rapidez en todos los ámbitos. El terreno de los museos es uno de los sectores donde más lentamente están penetrando las nuevas posibilidades, que se empiezan a entrever en la escena anglosajona, pero que en nuestro país no pasan de ser emergentes y tímidas tentativas que aún no se han difundido de manera mayoritaria a pesar de sus múltiples ventajas. Actualmente los museos españoles siguen adoleciendo de una cierta dificultad para asimilar y utilizar no sólo nuevos elementos tecnológicos, sino también nuevas funciones que sólo consiguen penetrar de manera lenta y, generalmente, tardía.

El fenómeno, tan de moda actualmente, de la Web 2.0 que tan rápidamente se ha extendido y aplicado en diversos sectores, sigue siendo aún un gran desconocido en el ámbito de la museología hispana; y si son escasos los profesionales que conocen el tema, muchos menos son aquellos que lo aplican de manera práctica como estrategia para dinamizar su institución. Por suerte, existen ya en nuestro país algunas iniciativas de gran calidad que están abanderando la que está llamada a ser una nueva revolución en los museos: la inclusión e implicación efectiva y real del visitante en primera persona.

 

 

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